La balanza entre el querer y el poder
es demasiado subjetiva e influenciable
y según el momento echamos peso a un lado u otro.
A veces balancea a la izquierda,
y otras a la derecha,
y parece que nunca se queda en medio.
Por eso "no me arrepiento de lo que hago (aunque salga mal),
me arrepiento de lo que no hago".
("If you want something, you have to act")
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